Las flores me hacen sonreír; me levantan el ánimo incluso en los días más grises del invierno. Para mí, un jarrón de flores es la mejor manera de alegrar y darle frescura a un espacio.
No tiene mucho misterio… sólo hay que seguir unos cuantos tips para construir arreglos más balanceados y duraderos.
El corte
Todo empieza por unas buenas tijeras. Yo prefiero usar tijeras especiales para cortar flores como éstas, éstas o éstas, aunque en realidad cualquier tijera sirve; lo importante es que las hojas estén bien afiladas para que el corte sea limpio y preciso. Un corte irregular va a perjudicar la absorción de agua y las flores se van marchitar más rápido.
Las flores deben cortarse en un ángulo de 45º grados. La idea es que un corte diagonal aumenta la superficie de absorción del tallo y ayuda a que las flores duren más.
La proporción
Como regla general (¡aunque siempre hay excepciones!) el jarrón debe tomar de 2/3 a 1/2 de la altura total del arreglo. En este caso el jarrón es aproximadamente la mitad de la altura del tallo más largo.
La proporción es importante no sólo desde el punto de vista de la composición, sino por una cuestión puramente física; si las flores son muy altas (y muy pesadas) con relación al jarrón, hay un alto riesgo de que se caiga y termines limpiando los vidrios rotos…
El agua
El jarrón debe llenarse apenas con unos centímetros de agua. Sumergir por completo los tallos hace que se pudran más rápido y en realidad la flor se alimenta por la punta del tallo. Las flores con tallos suaves (como los tulipanes o las calas) necesitan más agua que las flores con tallos duros (como las rosas y los claveles).
Las hojas y pétalos
Antes de poner las flores en el jarrón se deben limpiar los tallos para evitar que queden hojas sumergidas en el agua. Las hojas sumergidas se descomponen rápidamente y pudren el agua, acortando la vida de las flores. Con mucho cuidado, también se deben quitar los pétalos que estén dañados o marchitos.
El mantenimiento
El arreglo se debe mantener lejos de fuentes de calor y apartado de la luz solar directa. Entre más fresco el lugar, mejor. Cambiar el agua cada dos o tres días es una de las claves para extender la vida de las flores.
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