Juli tiene un trabajo espectacular: trabaja para conservar el mar y proteger todos los tesoros que tiene sumergidos…
RYM: ¿Cuál era tu trabajo soñado cuando eras niña?
Juli: En realidad no tengo muy claro cuál era mi trabajo soñado cuando era niña. Desde muy pequeña comencé a bailar ballet y creo que por muchos años pensé que mi vida iba a girar en torno a eso. Nunca pensé que terminara siendo bióloga y mucho menos trabajando en desarrollo internacional. Lo que sí recuerdo es que siempre tuve un gran interés por la investigación en temas relacionados con las ciencias naturales. Desde niña le dediqué tiempo extra a los proyectos que tenía de investigación. Cuando tenía como 10 años tuve que hacer un trabajo sobre abejas, y hasta el día de hoy mis papás se acuerdan de esa investigación porque le dediqué TODAS las vacaciones largas y al final entregué casi una tesis.
¿Cómo terminaste trabajando en la conservación del océano?
Hubo dos momentos que influyeron mucho en mi decisión. El primero, haber sido profesora asistente de la clase de “Invertebrados” en la universidad. Las salidas de campo eran a la isla de San Andrés y nos pasábamos prácticamente diez horas en el mar identificando especies. Fue ahí donde no sólo me gustó muchísimo la conservación marina, sino los arrecifes y mucho más el Caribe.
El segundo momento fue cuando trabajé como guardaparque voluntaria en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo en Colombia. Esa fue mi primera experiencia dialogando con comunidades acerca de temas de conservación marina y por primera vez pude ver los impactos del oleaje de las tormentas en los ecosistemas costeros. Justo después de terminar mi experiencia como guardaparque, decidí dedicarme a la conservación marina y no al comportamiento animal.
¿Cómo es un día típico de trabajo en el campo?
Casi la mitad de la población mundial vive en zonas costeras que son las más vulnerables al cambio climático, entonces mi trabajo en campo muchas veces es identificar las vulnerabilidades de una comunidad en específico, así como las mejores formas de mitigar estos impactos. Nadie conoce mejor esas vulnerabilidades que los que las padecen… Para eso hay que hablar con pescadores, prestadores de servicios turísticos, agricultores, turistas, científicos y más. En esencia, todos los que usan los ecosistemas costeros son vulnerables. Entonces paso los días haciendo muchas entrevistas, muchas dinámicas de grupo, mucha recopilación de información y a veces análisis geográficos o espaciales. Al finalizar el día me fascina trotar cerca al mar viendo el atardecer! Cuando termino, me quedo adentro del mar oyendo las olas y básicamente sonriendo por lo que tengo en mi vida.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo? ¿qué es lo más desafiante?
Todos los días me levanto y me digo a mí misma, “amo mi trabajo”. Lo que más me gusta es trabajar en iniciativas que estén apoyando la conservación y restauración de la naturaleza. Me fascina ver cómo las estrategias de conservación pueden ayudar a aumentar la protección costera en pequeñas islas, a mejorar los medios de vida y, en la mayoría de los casos, a asegurar la producción alimentaria. En los últimos cuatro años he disfrutado mucho tener la oportunidad de trabajar a diferentes escalas y con diferentes partes interesadas. De este diálogo, me gusta que puedo conocer diferentes puntos de vista y diferentes necesidades para después facilitar la preparación, identificación y ejecución de soluciones para que las comunidades puedan garantizar su bienestar en las zonas costeras en los próximos 100 años. También he disfrutado muchísimo la posibilidad de viajar a sitios muy interesantes con paisajes increíbles tanto dentro como fuera del agua.
Por otro lado, hay muchos aspectos desafiantes. Una de las cosas más difíciles es convencer a los tomadores de decisiones que invirtiendo en la naturaleza se obtienen beneficios sociales y económicos a largo plazo. También es complejo comunicarse con los diferentes actores de un proyecto. Un pescador no va a estar interesado ni se va a convencer con los mismos datos que un donante o un ministro, incluso tratándose de un mismo proyecto. Para enfrentar estos desafíos es importante entender e interiorizar que al no ser local en la mayoría de los contextos, es esencial partir de una base de humildad y aprender a escuchar mucho antes de hablar.
¿Cuál ha sido tu proyecto favorito?
Mi proyecto favorito fue un proyecto en el que trabajé con The Nature Conservancy en Granada y San Vicente & las Granadinas en el Caribe Oriental, donde apoyamos a los gobiernos, organizaciones no gubernamentales y comunidades a comprender y visualizar la vulnerabilidad a eventos de cambio climático en zonas costeras, incluyendo el aumento del nivel del mar y el incremento en la intensidad y fuerza de las olas y de los huracanes. Tuve la oportunidad de trabajar muy de cerca con las comunidades pesqueras y costeras promoviendo soluciones basadas en la naturaleza para aumentar su capacidad de adaptación mediante la restauración y conservación de manglares, arrecifes, pastos marinos y playas.
Este trabajo con los grupos locales fue espectacular para mí porque me dio la oportunidad de ver la transferencia de información entre generaciones y miembros de la comunidad sobre temas relacionados al manejo de recursos naturales. Además, me confirmó la importancia de capturar y articular el conocimiento tradicional local a los procesos de toma de decisiones a nivel nacional y regional.
Además, a través de este proyecto conocí la música caribeña ¡que tanto amo! Por ejemplo, esta canción me llena el alma.
¿Cuál ha sido tu mayor aventura?
He tenido dos grandes aventuras. La primera fue participar en el censo de delfines rosados en el Río Putumayo en Colombia, donde estuvimos toda una semana en un barco río abajo contando los delfines que observábamos. De esa aventura me encantó ver la selva amazónica desde el río, convivir con el equipo durante toda la semana y dormir en hamaca tanto en el bote como en las casas de miembros de las comunidades locales que nos abrieron sus puertas.
La segunda aventura fue el segundo viaje que hice a Baja California Sur (BCS) en México. Yo pensaba que el Caribe me había mostrado lo más lindo que había visto bajo el agua, pero en realidad fue en BCS donde vi los más lindos paisajes submarinos que he visto en la vida e interactué con animales gigantes como lobos marinos, delfines, tiburones toro, bancos gigantes de peces ¡y hasta un tiburón ballena! ¡Uuufff es verdaderamente la mejor experiencia marina que he tenido! ¡Súper recomendada!
¿En qué proyecto sueñas trabajar?
¡Me siento feliz de poder decir que he trabajado y trabajo en proyectos e iniciativas muy emocionantes! He tenido la oportunidad de trabajar en varios temas de manejo sostenible de recursos naturales tanto marinos como terrestres. Me encantaría volver a involucrarme en iniciativas donde pueda trabajar de cerca con las comunidades y a su vez mantener el diálogo con los gobiernos y los cooperantes internacionales. Me encantaría también poder apoyar procesos que sean “desde la cumbre hasta el arrecife” (Ridge to Reef) que permitan hacer seguimiento al recorrido de las aguas que fluyen desde las montañas o tierra adentro, hasta el arrecife o las zonas costeras, lo cual permitiría abordar el tema de la salud de los océanos de una manera más comprensiva.
¿Qué cosas has aprendido trabajando en conservación?
Como mi trabajo en conservación busca lograr consenso entre diferentes personas, considero que un aprendizaje es que uno debe ser “solo oídos” en el momento de dialogar con las comunidades. Como dicen por ahí, “por algo Dios nos dio dos oídos y una boca, para oír el doble de lo que uno habla”. También he aprendido que la sencillez y humildad son dos elementos fundamentales para encontrar soluciones y que una buena herramienta puede ser el entender el contexto a través de las costumbres y de la música. Por último, he aprendido que en muchos casos los mejores diálogos o las mejores ideas surgen “con una cerveza en la mano”.
¿Cómo te mantienes inspirada?
Me inspira ver fotos de ecosistemas marinos saludables porque me recuerda que el manejo de recursos marinos es el tema en el que quiero y debo trabajar. Además me encanta trotar o practicar capoeira.
Más sobre Juli:
Nombre: Juliana Castaño Isaza
Ciudad actual: Washington, DC
Una comida: las gomitas
Un trago: la cerveza
Un sonido: el mar
Un olor: el árbol de plumeria
Un lugar: la Isla de Granada
Una profesión distinta a la actual: científica de datos, agricultora o paisajista urbana
Una inspiración: los colores del mar cuando llueve
Un recuerdo: acampar con mi familia
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